Esmeralda

El parto de Blanca se complica y la tormenta no permite que el médico llegue. Sin embargo, la partera Dominga llega a atenderla y, minutos más tarde, recibe a una niña. Rodolfo, el padre, no se siente feliz. En otro hogar, un niño ha quedado huérfano.

Esmeralda le habla de su encuentro con un desconocido a Dominga y, de esta manera, ella se entera de que han regresado al pueblo los Peñarreal. José Armando piensa en fijar la fecha de su matrimonio con Graciela.

Rodolfo ordena vigilar su propiedad para evitar que entren extraños. Además, tiene la intención de llevarlos ante la justicia si son capturados. Blanca se atormenta pensando en su hija y le pide a Crisanta que busque la tumba de la niña.

Como Dominga le hizo frente a Blanca, Crisanta se ve en la obligación de confesarle que era falsa la supuesta muerte de la partera. Luego, Dominga se encuentra con Rodolfo, quien la reconoce y pide que la atiendan siempre.

José Armando invita a Esmeralda a la fiesta en su honor en la casa grande y, para la ocasión, ella desea utilizar los aretes de Dominga. En la reunión, el anfitrión y su invitada comienzan a tener un acercamiento mayor.