Cargando
Mientras regaba su patio, la imaginación de Cantinflas lo lleva al parque de Yellowston, en donde aprende qué es un géiser, sobre las fuentes termales y la diversa fauna que se encuentra en el parque.
Mientras Cantinflas toma plácidamente el sol, el narrador le llama la atención porque ya está rojo como tomate. Un científico le cuenta que los científicos no pueden bajarle al sol, pero pueden recordar y explorar lo que sucede con él.
Al parecer Cantinflas no tiene muy buenas habilidades de exploración y es por lo cual debe conocer a Lewis y Clark. Y al hablar de exploración también se puede hablar de un medio de transporte y sus orígenes como la aviación.
A Cantinflas le gusta la pintura y le gusta pintar, pero el claroscuro es uno de sus gustos favoritos y es así como conoce a Rembrandt y la historia de su pintura “La ronda nocturna” que en su momento contó con el desprecio del público.
Cantinflas nota en el cielo una mancha blanca como si fuera leche derramada así que un extraterrestre lo lleva a conocer la Vía Láctea. En la Tierra se da cuenta de la gran importancia de uno de los elementos más presentes.
