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Helena y Eva van a la casa de Eduardo, listas para llevarse a Lalito a su nuevo hogar pero Eduardo aparece con una orden contra Helena. Él le prohíbe llevarse al ninio y la demanda para quedarse con la patria potestad de Lalito.
Helena vive la peor pesadilla de una madre, está a punto de perder a su hijo y Eva trata de consolarla. Plutarco le da el número de un abogado. Eva y Mimí van en busca de Maximiliano Montes, el supuesto testigo que acuso a Juan de fraude.
Las circunstancias obligan al gran seductor, mujeriego y machista Juan Carlos Caballero a vivir en la piel y los tacones de Eva, con el fin de limpiar su nombre, recuperar a Helena y entregarse al amor.
Antonia está muy agradecida con Eva por toda su ayuda y salen a bailar juntas. Plutarco aprovecha la ausencia de su mujer para pasar la noche con Rebeca, su amante, y le confiesa que tuvo algo que ver con el supuesto fraude de Juan Carlos.
El padre de Helena sufre un infarto cuando ésta le dice que se llevará a Lalito. Eva nota que Plutarco se quiere aprovechar de la situación para acercarse a Helena y no lo permitirá.
